25 marzo, 2020

Tiempo de contención


El COVID-19 nos ha recluido en nuestros domicilios. Nos ha sometido (no entraré en valorar la eficacia de las medidas) a un confinamiento forzoso. Muchos encerrados con su familia —a la que, por fin, van a conocer— y otros aislados consigo mismos.

Es una paradoja: siempre nos quejamos de que desearíamos tiempo para estar en casa y, ahora que nos lo han impuesto, añoramos salir de ella. Somos quejicas compulsivos.

Yo me dije: escucharé más música. Mentira...

Hay mil cosas que hacer. Y entre todas ellas, mantener el contacto con los que te importan: con tus padres, con tus hermanos, con tu familia, con tus amigos, con tus compañeros de trabajo. Ellos también están confinados. Y agradecen que te acuerdes de ellos.

Haz aquello que siempre dejas para mañana. Ordena tu escritorio. Limpia aquel armario. Lee ese libro que tienes sobre la mesita abandonado. Cuelga ese cuadro. Aprende a cocinar ese plato que siempre te apeteció. Y también descansa del estrés del día a día. Aprovecha para echar un poco el freno. Date el gusto de tomarte un café después de comer. Lee media hora la prensa en el desayuno. Escucha la radio. (Amo la radio).
Deja de lado Instagram. Cierra Twitter. Apaga Youtube.
Usa Whatsapp pero, sobre todo, llama por teléfono, a la vieja usanza.

Y aprovecha: encuéntrate a ti mismo.

Que nuestros podcast te acompañen.

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