09 julio, 2005

Volando

-Puedes ir al lugar y al tiempo que desees -dijo el Mayor-. Yo he ido donde y cuando he querido. -Miró hacia el mar-. Es extraño. Las gaviotas que desprecian la perfección por el gusto de viajar, no llegan a ninguna parte, y lo hacen lentamente. Las que se olvidan de viajar por alcanzar la perfección, llegan a todas partes, y al instante. Recuerda, Juan, el cielo no es un lugar ni un tiempo, porque el lugar y el tiempo poco significan. El cielo es...


-¿Me puedes enseñar a volar asi? -Juan Gaviota temblaba ante la conquista de otro desafío.

-Por supuesto, si es que quieres aprender.

-Quiero. ¿Cuándo podemos empezar?

-Podríamos empezar ahora, si lo deseas.

-Quiero aprender a volar de esa manera -dijo Juan, y una luz extraña brilló en sus ojos-. Dime qué hay que hacer.

Chiang habló con lentitud, observando a la joven gaviota muy cuidadosamente.

-Para volar tan rápido como el pensamiento y a cualquier sitio que exista -dijo-, debes empezar por saber que ya has llegado...


Juan Salvador Gaviota, ©Richard Bach