31 octubre, 2008

Johnnie Walker

No, no pretendo incitar a nadie a la bebida. Si seguís de vez en cuando este blog ya sabréis que me gusta el mundo de la publicidad bien hecha. Cada vez es más frecuente que la televisión valga más la pena por los anuncios que emiten que por los contenidos de su programación. En esta ocasión me gustaría llamar vuestra atención con dos muestras que me parecen magníficas por su originalidad, su calidad visual y, por supuesto, por su música.


Por favor, ¿alguien sería capaz de decirme quién es el autor de esta música?


07 octubre, 2008

Ni una palabra de esto a nadie

Ni una palabra de esto a nadie... Así, de sopetón, hasta asusta un poco. Luego, cuando sabes que es el título que Ichin le ha puesto a su programa (después de tanto tiempo, ya ves), las piezas encajan.

Y es que ya nos habían dicho otras veces que "estas músicas" son "un poco raras". Claro, no están en Los 40 Siempre Iguales ni en Onda Chachi. Sin embargo (esto ya no es ninguna novedad), Internet está propiciando que las nuevas músicas se difundan como nunca. Hay cientos de radios online programando estos sonidos las 24 horas; contínuamente surgen nuevos músicos (algunos con más talento que otros, otros sin ningún talento en absoluto) que se hacen llegar a su audiencia por la Red desde cualquier parte del mundo de manera instantánea. Cada día crece más la lista de artistas que ceden su obra o la publican bajo la licencia Creative Commons. Cada día hay más reticencia a dejar tu trabajo en manos de una gestora de derechos de autor que se supone que debe proteger tus intereses pero en realidad te sepulta en burocracia, limita tu flexibilidad para editar y, en definitiva, frustra tu libertad de decisión sobre algo que, por definición, es tuyo.

Hoy por hoy comprar un CD es casi ya labor para nostálgicos. La revolución digital ha abierto las puertas y las ventanas del mundo. Los portales de Internet, los mismos sellos incluso, que ofrecen música son innumerales. Las radios online, personalizables, que se saben al dedillo nuestras preferencias, que son capaces de reconocer artistas similares a nuestros favoritos e incluirlos en nuestras listas de reproducción, hacen que los músicos que pretendían apoltronarse en su statu quo se estrellen contra un muro cada vez más alto y desde luego difícil de demoler.
¿Por qué pagar 18 euros por algo que no sé a ciencia cierta si me convencerá cuando tengo un catálogo prácticamente ilimitado en la pantalla de mi ordenador?

Es cuestión de tiempo. Llevará más o menos, pero la industria se tambalea. Y sus argumentos no convencen. Y es que no los necesitamos. Ya no.
Los artistas deben cambiar su chip. No pueden anclarse en el pasado, so pena de inanición. Porque un compositor del siglo XXI no puede pretender vivir de los CDs vendidos; porque para venderlos tiene que llegar a un público, convencerlo y pelear con cien mil artistas como él, en igualdad de condiciones, que también se merecen su parte del pastel. Y eso el mercado no lo soporta. Ya no.
Es imprescindible reorientar la estrategia, ver más allá. La audiencia siempre existirá. Y la audiencia buscará su camino para encontrar su dosis de música. Y en este punto nos encontramos nosotros, desde esta web, desde esta emisora online: intentando descubrir una parte de ese mundo infinito que se está asomando a nuestros ávidos oídos.
Y como normalmente nos atrae lo prohibido y nos gusta llevar la contraria: ni una palabra de esto a nadie.

02 octubre, 2008

Con sabor a menta

Como soy un culo inquieto, siempre tengo que andar toqueteando todo, especialmente las cosas del ordenador; así que le he dado un cambio al sistema operativo, aprovechando que la distribución de linux que esaba usando se había actualizado.

Ya hacía varios meses que le había echado el ojo a Linux Mint, que está ahora en su versión 5, Elyssa (cada versión sigue la secuencia A, B, C... con nombres de mujer, lo cual me gusta bastante más que los nombres de animales que siguen en Ubuntu).

Mint tiene varias ventajas respecto a Ubuntu que me gustan mucho. Para empezar, viene con los códecs de audio y vídeo preinstalados de serie, con lo cual reconoce los archivos mp3 y permite exportar audio en este formato (además del consabido ogg).

gestor de ventanas
Otra diferencia sustancial es el asistente de instalación mint-install, que facilita la vida al usuario que no está habituado a teclear comandos extraños en el terminal. Gran acierto. Probablemente el principal motivo de que los sempiternos usuarios de Windows no migren a Linux sea la enorme dificultad que supone instalar determinadas aplicaciones. El asistente lo hace igual de fácil que el famoso Ventanas de Microsoft. Porque ya no hay excusas: hay aplicaciones para dar y tomar. Incluido el Open Office, que nos permite abrir e incluso crear archivos compatibles con Windows, y el procesador de textos además puede exportar nuestros documentos como pdf. Y todo ello por el módico precio de 0 euros. ¿Alguien da más?

escritorio
Y otra diferencia con Ubuntu (en la que está basada) es una apariencia "más elegante". Y para los todavía reacios o temerosos de lo desconocido, recordaros que las distribuciones de Linux (al menos en Ubuntu y Mint) pueden probarse previamente sobre vuestro Windows sin necesidad de instalar nada. Con el CD live tendremos nuestro Linux totalmente operativo y funcional, ejecutándose desde el CD, para probar todo lo que queramos. Eso sí, los cambios que realicemos no quedarán guardados. Después, si nos ha convencido, podemos reiniciar el PC y arrancar desde el CD para instalarlo definitivamente y decirle adiós a nuestro antiguo sistema operativo.

En resumen... Que me gusta mucho mi nuevo Linux Mint :-)