
Cuando empecé este proyecto nunca me fijé una meta, nunca vislumbré un horizonte (de 30 o 50 años, ni de 1.000 o 2.000 episodios). El Episodio 1.000 es un número muy redondo, pero no es más importante que el 999 o que el 1.001. Sin el 999 no existiría el 1.000. Uno empieza por el número 1, luego el número 2 y, después de 30 años, llega al número 1.000. Es cuestión de perseverar. Y de ilusionarse. Porque por mucho que uno quiera perseverar, hacer durante 30 años algo que no te motive, pues mejor que no, porque si te empecinas en algo que no te ilusiona, lo único que vas a conseguir es aborrecerlo.
¿Y ahora qué? Pues es fácil: ¿sigue habiendo ilusión? Pues adelante. 1.001, 1.002... Hasta donde lleguemos. Sin prisas, paso a paso, un pie delante del otro y, si la vida lo permite, tal vez dentro de 30 años lleguemos al Episodio número 2.000.
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